ser, y la estructura

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siete ideas materializadas de Eduardo Alcobé

Él es un artista entendido en los lenguajes de la materialidad y la conclusión plástica. Y aunque es un figurativista tenaz, su obra busca la inmanencia del discurso a través de la explotación extrema del material, sin los rigurosos ejercicios de la forma y lo geometrizante. En su lenguaje discursivo aparecen códigos de fuerte connotación racional, en acorde con una acentuación estética fulminante.

 

Somos nada. Pero una nada con muchas estructuras. Y es que la humanidad se nos ha aglutinado en un sistema de conceptos y comprensiones apretadas de las que, ahora,

quisiéramos liberarnos y huir. ¿Hacia dónde?

 

Eduardo Alcobé hace un ejercicio revelador para estimular el entendimiento y la procreación espiritual. En un cauteloso tono filosófico revisa el paradigma humano a partir de un ensayo material en siete movimientos simbólicos.

 

En su planteamiento, el autor invoca los valores de la creación y los representa en texturas materiales y acentos dimensionales. Como en una narrativa gestual, se atreve a presentar una línea histórica del ser y su irremediable destino: la estructura.

 

Esta nueva serie de Eduardo Alcobé está escindida en etapas dimensionales. Una que retrata el nacimiento orgánico del rudimento existencial, pasando a la exactitud del código, la unidad semántica (de semen) y la transparencia. Otra que alude a la estructura y la mecanización del cuerpo; un sistema de partes descarnadas que lo mueven todo, o una alegoría incómoda de “lo que llevamos dentro”. Al final de todo, el autor concede una licencia formal a su propuesta, para –como en la vida real– señalar el paradigma; un cristo aludido a través de la postura reposante pero inquieta de dos pies humanos que sufren su realidad estructural.

 

Sí. Todos dependemos de estructuras. Todos las sufrimos. Las codiciamos. Y nos acomplejan. Habría que imaginar un mundo sin estructuras y pensar si estaríamos bien así, o si debemos encontrar la libertad en el encierro. Porque, como seña Alcobé en su pieza “caja de pandora”, la realidad es algo así; una estructura que tocamos, penetramos, adulamos, codiciamos, deseamos, cuidamos y justificamos: sin entender.

Luis Ramaggio.

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